viernes, 11 de octubre de 2019

Miguel Bizarre Adventures: Long Distance Dreams

Después de una semana de ensueño y otra de confusión mezclada con ternura llegamos a la ultima semana, la ultima de las tres semanas que pasé en la CDMX experimentando todo tipo de situaciones y emociones por primera vez, al final de cuenta, ¿Me arrepiento?

En esta semana fue cuando se hizo evidente que día a día nos estábamos acostumbrando más y más el uno con el otro, tanto que ya se había establecido cierto tipo de rutina en la que dormíamos juntos y despertábamos juntos o algo así, a mi me gusta verlo de esa manera pero vayamos a lo importante, ¿Te parece?.

En esta semana así como se hizo evidente que nos estábamos acostumbrando también se hizo evidente de que la idea fue grandiosa pero tuvimos una pésima ejecución, fue bastante evidente de que al no tener nada planeado y hacer todo súbitamente no iba a funcionar, después de intentarlo, después de pensar y planear era más que evidente que era hora de regresar a casa, después de todo lo que pasamos y todo lo que hice ya era más que obvio que la única solución a todo esto era regresar, después de todo no se pudieron hacer las cosas como hubiéramos querido, no sé.

Esa semana no hice nada especial, simplemente me dediqué a avisar en mi escuela de que estaba ausente por una situación familiar y que pronto iba a regresar, estuve haciendo unas tareas, organizando todo y esperando el día para comprar el boleto de avión, fue bastante aburrido ya que tenía que quedarme en casa la mayor parte del tiempo debido a que en ese entonces ya no tenía nada de dinero jajaja, fue gracioso porque me quedaba en la casa limpiando y a veces cocinando, en ese momento los minutos se pasaban muy rápido, no sé como chingados le hacían pero pareciera que la luna salía más rápido, como si de una conspiración se tratase para que mis días duraran mucho menos de lo que se supone deben durar, ¿Tendrá que ver con que incluso haciendo todas esas cosas me divertía mucho? Debo suponer que eso tiene algo que ver ya que no encuentro otra explicación lógica para lo que pasó.

Más allá de mis actividades que realmente no fueron muchas, me la pasaba pensando en que iba a hacer una vez que regresara a monterrey, no tenía ni la menor idea de que había pasado durante esas tres semanas que me ausenté, pensaba en un millón de cosas a la vez pero parecía que la cantidad de ideas me impedía analizar todas y cada una de ellas, extrañamente durante esa semana me sentí muy relajada, podría decirse que me sentía en paz conmigo mismo o algo así, no quiero sonar exagerado pero así me sentía, a pesar de saber que pronto tendría que regresar no me sentía triste o algo por el estilo. Me di cuenta de que si realmente quería vivir con ella no bastaba con solo tener sentimiento o algo así, tenía que hacer algo que tuviese un impacto en mi vida para poder lograrlo, tuve una resolución ese día y por primera vez en mucho tiempo en mi mente se presentaron todas las cosas que tengo que hacer para lograr ese objetivo, esta vez me di cuenta de que tenía que lograrlo a como diese lugar, ya no importa si me gusta o no, eso lo dejaré para después.

Recuerdo que también me la pasaba pensando en el futuro, específicamente sobre lo que quiero hacer y lamentablemente esos pensamientos no llegaron a ningún lado y solo me provocaron un fuerte dolor de cabeza, después de unos días ya no tenía nada en que pensar, debo decir que fue extraño ya que había veces en las que algo se me ocurría o algo parecido pero simplemente no pasaba nada.

Todas las experiencias, las emociones, los sentimientos y las situaciones que viví en los últimos días antes de mi partida se quedaran grabadas en mi memoria para siempre, honestamente me sentí como nunca antes, me divertí genuinamente, pude observar las cosas con más atención, pude ver las cosas desde una perspectiva diferente y me di cuenta de que para hacer las cosas se necesita un gran esfuerzo, sin embargo no todo era siempre así, había veces en las que me sentía muy melancólico porque mi felicidad se iba a alejar nuevamente, realmente no quería, me negaba rotundamente pero sabía que no había nada que yo pudiera hacer para impedirlo, quería seguir a su lado, no quería apartarme, a veces me sentía muy triste y nostálgico y eso que todavía no me iba, era inevitable... Pero soy un hombre y debo sufrir en silencio, de todos modos ya estoy acostumbrado.

¿Me arrepiento? Claro y por supuesto que NO, si tuviese la oportunidad lo haría de nuevo... Bueno no jajaja, por ahora no, pero hablando en serio, no me arrepiento de nada, me la pasé bien y me divertí pero hay que admitir que por el momento no es posible que estemos juntos, sin embargo fue una muy buena experiencia que se quedara en mi memoria para siempre.

Compré el boleto de avión el domingo, el lunes pasamos nuestros últimos momentos juntos y el martes salimos de la casa, camino a su facultad no podía evitar recordar todos los momentos que pasamos juntos... casi lloro pero lo soporté, esta vez la despedida no fue tan emotiva como antes, quiero pensar que ambos nos hicimos a la idea desde mucho antes y trabamos de soportarlo para no preocupar al otro, tomé sus manos por ultima vez, la miré a los ojos por ultima vez y la besé por ultima vez, diste la vuelta y entraste a tu facultad, no podía dejar de mirarte, el simple hecho de ver como te alejabas con cada paso me estaba destrozando por dentro, no te quería dejar ir, quería decirte lo mucho que te amaba y lo mucho que me harías falta pero no lo hice, no quería hacerte llorar... Te dejé ir y en ese momento me fui solo al aeropuerto, camino al metro por alguna razón todo eso se me estaba olvidando, nuevamente comencé a pensar y esta vez pensaba en el tiempo restante para poder verte nuevamente, estuve caminando por un buen rato así que tal vez eso distrajo mi mente un poco, entré al aeropuerto y solo me quedaba esperar mi vuelo, no sé porque pero recordé la primera vez que nos fuimos, cuando la fui a dejar al aeropuerto y ya estaba en la sala de espera, no me puse triste, lo estaba soportando.

Abordé, dormí durante el vuelo y al llegar a monterrey me di cuenta de que nuevamente estábamos muy lejos, después de todo eso emprendí el camino de regreso a casa, no paso nada, todo estaba casi igual, nada había cambiado, llegué a la casa y no sentí nada, subí al cuarto donde tenía que organizar las cosas y ahí me quedé un buen rato, sentando, esperando.

Llegó la noche y pude leer la carta que me había escrito, apenas leí el primer párrafo y comencé a llorar, continué leyendo con tantas lagrimas en mis ojos que casi no entendía lo que estaba escrito, resulta que al final de cuentas no estaba soportando nada, solo esperaba el momento adecuado para dejar salir todo lo que había dentro de mi, no estaba engañando a nadie, esta despedida de dolió como ninguna otra, fue difícil, no dejé de llorar por unas horas, me sentía completamente derrotado pero inmediatamente pensé si le gustaría verme de esa manera, ese no soy yo, triste y todo pero tenía que superarlo así tuviese que sacarme los ojos para ya no llorar más.

Me desahogué, me bañé, me fui a dormir y así se acabó todo, así sin más. Ya no tengo nada más que contar por el momento, todo ha quedado escrito.

Todo se acaba cuando cierro los ojos, ya estoy mejor, simplemente quería contárselo a alguien, me alegra que tenga cosas que la distraigan ya que no quería que se sintiera triste, pero chingón, ya me hice a la idea otra vez.

Miguel.

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